lunes, 1 de diciembre de 2014

YELINASH CLUB (sexto acto)


Nadie dice nada al ver a Cruler con la cabeza babeante sobre la mesa. Saron grita y se pone a llorar en lo que su hermana vuelve a hiperventilar.

Scar parece una persona completamente distinta, se queda totalmente pálido al ver la escena y no pierde ni un solo segundo quejándose cuando S.J le pide ayuda para llevar el cuerpo junto al cadáver de James. Lo colocan en paralelo a este y le tapan el rostro y parte del torso con la americana de una de las hermanas.

Tras el riego de los aspersores toda la sala está mojada, el suelo de adoquines de granito ha dejado anegada la mitad de la superficie de la habitación. Todos están empapados.

Tardan un tiempo en volverse a tranquilizar. Samantha se acerca a Jim y le pega un tortazo echándole la culpa de la muerte del viejo, Jim trata de devolvérselo pero S.J le agarra del brazo justo a tiempo. Se queda quieto, se sacude la mano de encima, y con una sonrisa en la cara se vuelve a sentar en su silla.

Todos gritan, todos discuten, Jim sonríe, Saron respira cada vez más rápido, Susan llora y S.J se sienta a esperar que pase todo.

Mira las cartas que quedan sobre la mesa, la carta tachada de James, la carta rota de Cruler, el resto están todas mojadas pero…

Coge el As de corazones perteneciente a Samantha sentada a su lado. Está mojada, como todas, pero el agua ha oscurecido el naipe solo en ciertas zonas, dejando visible un dibujo.

-Yo también me he fijado. –Scar sigue igual de pálido, parece que le cuesta hablar.

Es un dibujo de un hombre sentado en una silla con un extraño casco en la cabeza. A los pies de la silla sale un cable con un enchufe.

-Una silla eléctrica. –Todos se callan de nuevo. Scar parece tenerlo claro. –yo estuve a punto de acabar en una, pero logré encontrar un punto de cruce antes de que me pillaran. –las lagrimas le caen por el rostro, no por nervios, no por ira, sino por un pasado del que parece arrepentirse. –tras aquello, no he vuelto a pasar esa arista.

-¿Por qué nos cuentas eso?

-Porque no creo que todo esto sea casual, no creo que las invitaciones fueran aleatorias, todo esto es demasiado enfermizo como para no tener una razón de ser. Uno de nosotros nos ha traído aquí, y no descansará hasta quedarse solo entre nuestros cuerpos sin vida. Uno de nosotros ha tachado esa carta y ha roto esa otra. –se miran sospechando los unos de los otros, pero nadie se atreve a lanzar la primera acusación, ya están cansados de discutir.

-Tienes razón. –la voz de Susan se hace notar entre sollozo y sollozo. –el último caso que tuvimos nosotras fue un punto de cruce que se aprovechaba para pasar drogas de un mundo en el que el estado las cultivaba, a otro en el que la venta era más rentable. Esta sustancia en concreto tenía efecto de tranquilizante en las personas del mundo en el que se extraía, pero era completamente letal para los habitantes del otro lado de la arista.

Recuerdo que el punto de cruce era una frutería con una manzana roja como logotipo. Conseguimos pararlo pero mucha de esa sustancia ya había pasado la línea. A los pocos días habían muerto más de cien personas que la habían probado.

Una cuenta atrás en rojo aparece proyectada en el centro de la mesa, sin previo aviso y dirigiendo ahí todas las miradas.

-Dos horas. ¿Qué significa eso?

S.J se levanta, vuelve a tener esa sensación, la misma que le advirtió de que las puertas se habían tapiado dejándoles encerrados en aquella habitación, la misma que le decía que algo había cambiado.
Se acerca a una de las puertas y la abre, Samantha parece haber tenido la misma sensación ya que al mismo tiempo ella abre la otra.

Ya no están los muros. Ante él se encuentra una pequeña habitación con un váter en todo el centro. Ante ella, un armario con una mesita auxiliar repleta de comida y una nota que pone. “Tranquilos, no está envenenada, recuperad fuerzas.”

-¿Qué es esto? –Samantha parece totalmente desconcertada.


-Nuestro premio por haber pasado a la siguiente fase. –Jim parece divertirse con la situación, se pone las manos en la cabeza y se tambalea de atrás a delante, apoyándose en las dos patas traseras de la silla. –Y parece que tenemos un descanso de una hora y cincuenta y ocho minutos antes de que empiece la siguiente.


2 comentarios:

  1. mm.. sigue este juego que se mueve entre lo onírico y lo real... me gusta!

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  2. Ufff, vaya tensión!!! Impaciente, expectante... cuál será la siguiente prueba? Qué bien describes y narras a los personajes y sus estados. Bravo, Rendan!!
    Un abrazo, amigo.

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